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LA CONCILIACIÓN DE EROS

Foto del escritor: cepaluz1cepaluz1


Si el elemento del mercurio se entiende como agente Yin y el azufre como elemento Yang, será la sal el elemento conciliador que requiere todo proceso vital donde hay creación. En efecto, ya que los alquimistas nos invitaban a quemar la sal con el fuego de la fusión, mientras que el mercurio y el azufre necesitarán destilaciones recurrentes y suaves, gobernadas por los tránsitos planetarios que los maestros alquimistas siempre tenían en cuenta. ¿Qué quiere decir esto?


El organismo está compuesto de una serie de sales destinadas todas ellas al factor de la conciliación. La sal alea e integra, convirtiéndose en el ingrediente sustancial de la vida orgánica. Mas, asimismo, si hay un componente salino en el flujo femenino, en el semen masculino, en el sudor y en la propia saliva, lo hay también en la emulsión erótica. Podríamos decir que la atención y la intención se recubren de este sensible ingrediente, en la medida en que la psique está más por conciliar que por la mera satisfacción.


La vida ha de empaparse para que la luz fructifique. Pasa con la lluvia, mas también con la emoción humana. El alma se seca si Eros no dispara su flecha a nuestras vísceras. El hálito de la satisfacción es una derivada de ese agente universal destinado a conciliar la vida. El tránsito del deseo al anhelo, y del anhelo a la luz de la integración, lo determina Eros, ingrediente principal que concilia y nutre. Compartir las sales y mezclarlas dulcemente nos puede llevar al clímax de la conciliación.


(Fragmento del tratado «El Árbol de la vida, las distintas etapas del camino» de Antonio Carranza. P.V.P.- 15 €)




 
 
 

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